martes, mayo 30, 2006

pornografia

Erotismo, pornografía, juegos sexuales, ¿es un añorado paraíso de juegos infantiles, primitivos?

Según Freud nuestra cultura europea occidental al proscribir severamente las manifestaciones de la vida sexual infantil actúa con plena justificación psicológica, pues así la contención de los deseos sexuales del adulto es facilitada por una labor preparatoria en la infancia. La elección del objeto queda restringida en el individuo sexualmente maduro al sexo contrario, y la mayor parte de las satisfacciones extragenitales son prohibidas como perversiones. La imposición de una vida sexual idéntica para todos, implícita en estas prohibiciones, pasa por alto las discrepancias que presenta la constitución sexual innata o adquirida de los hombres, privando a muchos de ellos de todo goce sexual. El efecto de estas medidas restrictivas podría consistir en que los individuos normales, es decir, constitucionalmente aptos para ello, volcasen todo su interés sexual, sin merma alguna, en los canales que se le han dejado abiertos. Pero aún el amor genital heterosexual, único que ha escapado a la proscripción, todavía es menoscabado por las restricciónes de la legitimidad y de la monogamia. La cultura actual nos da claramente a entender que sólo está dispuesta a tolerar las relaciones sexuales basadas en la unión única e indisoluble entre un hombre y una mujer, sin admitir la sexualidad como fuente de placer en sí, aceptándola tan sólo como un instrumento de reproducción humana que hasta ahora no ha podido ser sustituido. (Freud: “El malestar en la cultura”)

También Foucault planteó que la sociedad ha pretendido crear cuerpos dóciles, controlados y regulados en sus actividades, e incapaces de actuar espontáneamente a los impulsos del deseo.

Pero el sexo y el placer corporal es como un juego, aunque todo juego está cargado de significado y cada jugador desempeña un papel en el mismo bastante definido. (José Miguel G. Cortés “Identidad y diferencia”)

Pornografía o expresión de una sexualidad pura, liberada de todo valor o fin salvo el que lleva en sí misma.
La posible sexualidad censurada en la infancia se manifiesta abierta y libremente en las representaciones pornográficas, donde la fantasía y la posibilidad de juego se desarrollan sin reservas en las relaciones, pese al lastre cultural que determina y configura el comportamiento humano.
Expresión de una sexualidad instintiva, juegos de poder, juegos físicos donde el cuerpo es el medio y el fin,

“nuestra realidad no es entonces la
que hemos expresado con nuestras palabras:
sino la que hemos expresado
a través de nosotros mismos, utilizando nuestros cuerpos”
Pier Paolo Pasolini: “Orgía”

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